Cuando recibimos a Jesucristo en nuestro corazón, pasamos a ser hijos de Dios. V 6 “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” Antes de ser hijos de Dios no teníamos su carácter, por lo tanto, no teníamos voluntad para rechazar el pecado que nos mantenía esclavos. V 7 “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
Antes de conocer la verdad éramos
esclavos. V 8 “Ciertamente,
en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son
dioses;”
Sin Cristo estábamos encadenados al
mundo y sus placeres, lastimosamente cuando nos hacemos cristianos pero no
dejamos que el espíritu de Dios introduzca su palabra en nuestro corazón,
experimentamos cambios transitorios, al poco tiempo volvemos a la vida que un día
dejamos.
El problema es que muchos siendo
cristianos de muchos años, en algunas fechas en especial que celebra el mundo
se vuelven o través a su vieja forma de vivir. V 9 “más ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo
conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres
rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?”
Muchos cristianos que solo tienen
la palabra de Dios en su boca y que no la experimentan en su corazón, en
diciembre y en las fechas que en su ciudad hay fiestas se dan vacaciones
espirituales.
El apóstol Pablo consideraba que
con ese tipo de cristianos había perdido el tiempo. V 11 “Me temo de vosotros, que haya
trabajado en vano con vosotros.” Muchos cristianos se saben la biblia al
revés y al derecho, han hecho parte de todas las iglesias que llegan a su ciudad,
pero todavía siguen apegados a las cosas del Mundo.
Muchos cristianos son tibios y están
con pie en el mundo y el otro en la iglesia porque se juntan con personas que
predican lo que a la gente le gusta escuchar. V 17 “Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que
quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.”
No se trata de alejarnos de las
personas, debemos alejarnos de sus malas prácticas. Juan 17: 15 “No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del mal.” Estamos
en este mundo y es inevitable que tengamos que relacionarnos con personas no
cristianas en el colegio, la universidad el trabajo o en la sociedad en
general.
El creer en las palabras que nos
dicen las personas del mundo o las personas que no son cristianas, pero se
congregan en algún lugar haciéndose pasar por cristianos, es lo que nos vuelve
a las cadenas del mundo. 1 corintios 15: 33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las
buenas costumbres.”
El volver al mundo o quedarnos en
la vida cristiana siéndoles fieles a Cristo es nuestra decisión. Lo único que
nos ayuda en esa elección es el conocimiento verdadero de la palabra de Dios.
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