El deseo de Jesucristo es que todo el mundo sea Salvo. 1 Timoteo 2: 4 a “el cual quiere que todos los hombres sean salvos” para esto ofreció su vida en sacrificio.
Jesucristo no tiene barreras para
la salvación, el murió para que todo aquel que invoque su nombre sea salvo. V
13 “porque todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo.”
La palabra "todo" indica
que no hay exclusiones; todas las personas, sin distinción de raza, etnia o
pasado, tienen la oportunidad de invocar el nombre del Señor y recibir la
salvación. Esto resalta la gracia infinita de Dios y su deseo de reconciliar a
la humanidad consigo mismo.
La frase "invocare el nombre
del Señor" implica un acto de fe y reconocimiento de la autoridad y el
poder de Dios. Invocar a Dios no es simplemente pronunciar su nombre, sino
establecer una relación íntima y personal con Él, reconociendo que solo a
través de su intervención podemos ser salvos. Invocar el nombre de Dios tiene
que ver con someterse a la autoridad de Cristo. V 9 “que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”
Este acto de invocación también
conlleva una súplica, un llamado desde lo más profundo del corazón, lo cual es
esencial para la salvación.
Jesucristo no dejo una religión conformada
por diferentes denominaciones, la religión es inventada por el hombre para
someter al mismo hombre.
No son los grupos religiosos los
que salvan, es el conocimiento quien lo hace, los grupos solo son medios para
dar a conocer a Jesucristo a todo el mundo sin el interés de engrosar sus membresías.
Jesucristo dejo su palabra la única
que puede dar salvación, es el conocimiento de Jesús y el padre lo que genera
vida eterna. Juan 17: 3 “Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.”
Jesucristo no hace acepción de
personas, para el todos somos iguales y merecedores de recibir su palabra. V 12
“Porque no hay diferencia
entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con
todos los que le invocan;”
Para que el propósito y deseo de Jesucristo
se cumpla es necesario que todos quienes hemos aceptado la soberanía de Cristo
en nuestra vida, demos a conocer su palabra. V 14 “Cómo, pues, ¿invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique?”
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