Todos los cristianos estamos seguros de la venida de Jesucristo pues la palabra lo afirma. V 26 “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.” Aunque muchos lideres religiosos aseguran saber cuándo vendrá, la palabra dice que nadie sabe cuan do será este acontecimiento. V 32 “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.”
Lo único que podemos hacer es estar
listos y en oración. V 33 “Mirad,
velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo” el estar siempre
en oración hace que estrechemos cada día más nuestra relación con Jesucristo.
Orar es hablar, el hablar o el
comunicarnos de cualquier forma es lo que nos une y hace que nos entendamos con
los demás, hablando es como se entiende la gente; dice el adagio popular.
Jesucristo a través de un ejemplo
de alguien que se va de su casa y sus empleados no saben a qué horas o que día
llegara, quiere enseñarnos que debemos estar siempre preparados. V 35 “Velad,
pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a
la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana”
Si supiéramos a que hora y cuando vendrá
Cristo a juzgarnos lo más probable es que trataríamos de vivir de manera
correcta solo en ese día.
Al no saber cuándo será la venida
de Jesús nos vemos obligados a siempre mantenernos de manera correcta.
Los humanos somos seres de
costumbre, nos podemos acostumbrar a proceder de manera correcta o incorrecta,
el actuar de manera correcta a la espera de la venida de Jesús se hace en
nosotros una costumbre y una forma de vida.
Si en nosotros se hace una costumbre
actuar bien no necesitamos de amenazas o temerle al castigo para seguir
actuando bien.
Si al estudiante de un colegio o
universidad se le hiciera exámenes sorpresa sin decirle cuando serán
seguramente se acostumbraría a estudiaría siempre y no solo para el examen.
Los profesionales exitosos son
aquellos que se acostumbraron a estudiar para ser mejores y no solo para pasar
una materia.
Los profesionales mediocres son
aquellos que se acostumbraron a estudiar solo cuando tenían examen. La
profesión que ellos están estudiando debe ser una forma de vida y no solo un
compromiso social.
El ser excelentes cristianos
delante de Jesucristo y de todo el mundo debe ser una forma de vida, debemos
actuar de manera correcta porque nos gusta vivir de esa forma y no solo por
miedo al castigo o al ser juzgados por Jesús cuando el venga.
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